Sophia Reed-Morgan es una experta en bienestar mental y emocional nacida y criada en Melbourne, Australia. Su pasión por entender la mente humana y el estrés surgió tras una experiencia personal profunda: cuando adolescente, se perdió durante cuatro días en el interior australiano, un evento que marcó su vida y la llevó a explorar cómo la mente y el cuerpo responden ante la adversidad. Esta vivencia, combinada con años de viajes alrededor del mundo, le permitió descubrir diversas culturas y técnicas de autocompasión y mindfulness que aplicó en su propia vida.

Por Australolibrecus afarensis

ꟷSophia, gracias por acompañarnos. ¿Qué te inspiró a escribir ‘La Ciencia de la Tranquilidad’? 

Gracias por la invitación. Mi inspiración principal vino de la observación constante del impacto que el estrés tiene en nuestra sociedad actual. Vivimos en un mundo acelerado, lleno de exigencias y presiones que muchas veces afectan nuestra salud física y emocional. A lo largo de mi carrera en psicología y bienestar, he visto cómo muchas personas buscan soluciones rápidas, pero pocas herramientas realmente prácticas y sostenibles para manejar el estrés. Quise crear una guía que combinara ciencia, técnicas comprobadas y ejercicios accesibles, para que cualquier persona pueda recuperar su paz interior y vivir con más tranquilidad. 

ꟷSophia, ¿podrías profundizar en cómo defines el estrés y por qué se ha vuelto tan común en nuestra vida moderna? 

Por supuesto. El estrés, en su esencia, es una respuesta natural del cuerpo ante situaciones que percibimos como amenazas o desafíos. Evolutivamente, esta reacción de “lucha o huida” nos ayudó a sobrevivir en entornos peligrosos. Sin embargo, en la vida moderna, las amenazas suelen ser más psicológicas que físicas: plazos de trabajo, problemas familiares, preocupaciones económicas, o incluso la constante exposición a la información digital. Lo que hace que el estrés se haya vuelto tan común es que estas “amenazas” se presentan de forma constante y a menudo no podemos resolverlas de inmediato, lo que activa nuestro sistema de alerta de manera crónica. Esto provoca un desgaste físico y emocional que afecta la calidad de vida. En mi libro, trato de explicar esta dinámica para que las personas puedan entender que el estrés no es un fallo personal, sino una reacción humana natural que, si aprendemos a gestionar, no tiene que controlar nuestra existencia. 

ꟷ¿Qué papel juega la mente en la generación y el manejo del estrés? 

La mente es fundamental en cómo experimentamos el estrés, porque muchas veces el estrés no proviene tanto de la situación en sí, sino de la interpretación que hacemos de ella. Nuestra mente tiende a crear escenarios futuros, muchas veces negativos o catastróficos, que incrementan la ansiedad y la tensión. Por eso, distinguir entre estrés físico y mental es crucial. El estrés físico puede provenir de una amenaza real y tangible, pero el estrés mental se alimenta de pensamientos y creencias que a veces no reflejan la realidad. En el libro, profundizo en técnicas que ayudan a observar estos patrones mentales, a cuestionarlos y a reprogramarlos para que no generen tanto sufrimiento. Aprender a “desengancharse” de esos pensamientos negativos es una de las claves para vivir con menos estrés. 

ꟷMindfulness es un término que está muy presente en tu libro. ¿Cómo recomendarías a alguien empezar a practicarlo? 

Mindfulness o atención plena es una herramienta sencilla pero poderosa para reconectar con el presente y calmar la mente. Mi recomendación para quienes comienzan es que no busquen resultados inmediatos ni se presionen por “hacerlo bien”. La práctica puede ser tan simple como prestar atención consciente a la respiración durante unos minutos al día, o a las sensaciones del cuerpo mientras caminan. El objetivo es cultivar la capacidad de observar sin juzgar lo que sucede en nuestro interior y alrededor, permitiendo que los pensamientos pasen sin aferrarnos a ellos. En el libro, incluyo ejercicios prácticos y accesibles que cualquiera puede incorporar en su rutina diaria para empezar a experimentar los beneficios de mindfulness desde el primer momento. 

ꟷEn tu experiencia, ¿qué importancia tiene la resiliencia para manejar el estrés? 

La resiliencia es como un músculo emocional que nos permite enfrentar las adversidades sin quebrarnos. No significa ser invulnerable ni evitar el sufrimiento, sino tener la capacidad de recuperarnos, aprender y crecer a partir de las dificultades. En el contexto del estrés, la resiliencia es vital porque cambia nuestra manera de reaccionar ante los problemas; en lugar de quedarnos atrapados en la desesperación o la ansiedad, podemos responder con mayor calma y claridad. A lo largo del libro, presento estrategias basadas en la psicología positiva para fortalecer esta habilidad, desde cambiar el enfoque hacia lo que sí podemos controlar hasta cultivar relaciones de apoyo y mantener una actitud flexible ante los cambios. La resiliencia no solo reduce el estrés, sino que también mejora la calidad de vida en general. 

ꟷMuchas personas luchan por incorporar hábitos saludables en medio del caos diario. ¿Qué consejos prácticos das para hacer cambios sostenibles? 

Esta es una de las preguntas más frecuentes que recibo y entiendo perfectamente lo desafiante que puede ser. Mi consejo principal es empezar con pequeños pasos y no buscar la perfección. Por ejemplo, si hablamos de ejercicio o respiración consciente, basta con unos minutos diarios para empezar a notar cambios. Lo importante es la consistencia, más que la intensidad. También recomiendo integrar estas prácticas en momentos ya existentes del día: respirar conscientemente mientras esperas en el tráfico o tomar una pausa activa durante la jornada laboral. Además, es fundamental ser amable con uno mismo cuando los planes no se cumplen, evitando la autocrítica que solo añade más estrés. En ‘La Ciencia de la Tranquilidad’ encontrarás múltiples herramientas para crear rutinas adaptadas a tu estilo de vida, con un enfoque práctico y realista que facilita la sostenibilidad a largo plazo. 

ꟷSophia, en tu libro hablas mucho sobre la importancia del sueño para manejar el estrés. ¿Por qué es tan vital y qué recomendaciones prácticas puedes ofrecer? 

El sueño es uno de los pilares fundamentales para mantener nuestro equilibrio emocional y físico. Cuando no dormimos bien, nuestro cuerpo y mente no tienen la oportunidad de recuperarse adecuadamente, lo que incrementa los niveles de cortisol, la hormona del estrés, y afecta negativamente nuestra capacidad para gestionar las emociones. La falta de sueño también disminuye nuestra concentración y aumenta la irritabilidad, creando un círculo vicioso que alimenta aún más el estrés. Por eso, en mi libro enfatizo la necesidad de priorizar el sueño como un acto de autocuidado esencial. Entre las recomendaciones prácticas que doy están mantener horarios regulares para acostarse y levantarse, crear un ambiente oscuro y tranquilo, evitar el uso de dispositivos electrónicos al menos una hora antes de dormir, y practicar técnicas de relajación como la respiración profunda o la meditación para preparar la mente y el cuerpo para el descanso. 

ꟷOtro aspecto que destacas es la alimentación. ¿Qué relación tiene la nutrición con el estrés y cómo podemos mejorarla en un día a día ajetreado? 

La nutrición tiene un impacto directo en nuestra capacidad para manejar el estrés porque los alimentos que consumimos influyen en la química cerebral y en la producción de neurotransmisores que regulan nuestro estado de ánimo. Dietas altas en azúcares y alimentos procesados pueden aumentar la inflamación y empeorar los síntomas de ansiedad y depresión, mientras que una alimentación balanceada y rica en nutrientes esenciales favorece una mejor respuesta al estrés. Para quienes llevan una vida agitada, recomiendo planificar comidas simples y nutritivas, incorporar alimentos ricos en omega-3, magnesio y vitaminas del complejo B, que son conocidos por sus efectos positivos en el sistema nervioso. También sugiero mantener una buena hidratación y evitar el exceso de cafeína y alcohol, que pueden desestabilizar el equilibrio emocional. En el libro, ofrezco consejos prácticos para adaptar la alimentación saludable sin complicaciones, incluso en rutinas apretadas. 

ꟷ¿Cuál es el rol de las relaciones interpersonales en la gestión del estrés según tu perspectiva? 

Las relaciones que cultivamos tienen un impacto profundo en nuestra salud mental y emocional. Estar rodeados de personas que nos apoyan, escuchan y entienden reduce significativamente el estrés, porque nos proporcionan un espacio seguro para expresarnos y recibir validación. Por el contrario, las relaciones tóxicas o conflictivas pueden aumentar la tensión y agotar nuestra energía emocional. En ‘La Ciencia de la Tranquilidad’ destaco la importancia de aprender a establecer límites claros, comunicarse asertivamente y seleccionar conscientemente con quién compartimos nuestro tiempo y energía. Mejorar la calidad de nuestras conexiones sociales no solo disminuye el estrés, sino que también fortalece nuestra resiliencia y sentido de pertenencia, aspectos fundamentales para una vida equilibrada y feliz. 

ꟷEn relación con esto, ¿cómo puede alguien aprender a decir “no” sin sentirse culpable, un tema que mencionas en el libro? 

Decir “no” es un acto de respeto hacia uno mismo y una habilidad que muchas personas encuentran difícil porque han sido educadas para complacer y evitar conflictos. Sin embargo, decir “sí” constantemente a todo puede llevar a la sobrecarga, el agotamiento y el estrés crónico. En el libro abordo el arte de la asertividad, que implica expresar nuestras necesidades y límites de manera clara y respetuosa, sin sentir culpa ni miedo al rechazo. Para lograrlo, sugiero empezar por reconocer que nuestros recursos son limitados y que cuidar de nuestra salud mental es una prioridad. También recomiendo practicar frases sencillas para declinar solicitudes y recordar que establecer límites saludables mejora nuestras relaciones, porque nos permite estar presentes y auténticos. Es un proceso que requiere práctica y autocompasión, pero con el tiempo se convierte en una herramienta poderosa para reducir el estrés y vivir con mayor integridad. 

ꟷ¿Qué mensaje principal te gustaría que los lectores se lleven después de leer tu libro? 

El mensaje central que quiero transmitir es que vivir sin estrés no significa eliminar completamente las dificultades o emociones negativas, sino aprender a relacionarnos con ellas desde un lugar de conciencia, aceptación y amor propio. La paz interior es un camino que se construye paso a paso, con paciencia y compromiso, y está al alcance de todos, independientemente de las circunstancias externas. Mi deseo es que los lectores se sientan empoderados para tomar el control de su bienestar, integrando las herramientas y prácticas que comparto en el libro en su vida diaria. Que comprendan que cada pequeño cambio suma y que merecen vivir una vida plena, equilibrada y llena de significado. Al final, la verdadera transformación viene de dentro y es un regalo que podemos ofrecer a nosotros mismos todos los días. 

ꟷ¿Cómo influyó tu ciudad natal, Melbourne, en tu interés por el bienestar y la gestión del estrés? 

Melbourne ha sido un entorno fundamental en mi formación personal y profesional. Es una ciudad vibrante, con una gran diversidad cultural y un ritmo de vida que combina la modernidad con una conexión fuerte hacia la naturaleza. Crecer en Melbourne me permitió observar cómo el estilo de vida urbano, con su ritmo acelerado y las demandas constantes, puede generar altos niveles de estrés, pero también cómo la comunidad y los espacios verdes pueden ofrecer refugios para el bienestar. Esta dualidad me inspiró a profundizar en las formas de equilibrar esas dos realidades: aceptar las exigencias de la vida moderna sin perder el contacto con la calma y el autocuidado. Además, la escena de bienestar en Melbourne es muy activa y diversa, con muchas oportunidades para aprender sobre mindfulness, terapias alternativas y actividades al aire libre que hoy forman parte integral de mi enfoque en el libro. 

ꟷ¿Puedes compartir alguna experiencia personal en Melbourne que haya marcado tu perspectiva sobre el manejo del estrés? 

Recuerdo claramente un período durante mis años universitarios cuando la presión académica y las responsabilidades personales se acumulaban. Había días en los que sentía que el estrés me sobrepasaba completamente. Fue entonces cuando descubrí la práctica del yoga y la meditación en uno de los parques emblemáticos de la ciudad, el Royal Botanic Gardens. Esa experiencia de conectar con la naturaleza y con mi respiración en medio del caos urbano fue transformadora. Aprendí que no necesitaba buscar soluciones complejas ni alejarme de la ciudad para encontrar paz; solo necesitaba crear espacios de pausa y atención plena donde estuviera. Esa vivencia me motivó a investigar más y a integrar estas prácticas en mi vida y en mis enseñanzas. 

ꟷ¿Qué recursos o comunidades de Melbourne recomiendas para quienes buscan mejorar su bienestar emocional? 

Melbourne cuenta con una amplia variedad de recursos para quienes desean explorar el bienestar emocional. Recomiendo especialmente centros comunitarios que ofrecen talleres de mindfulness, meditación y técnicas de relajación, que suelen ser accesibles y muy bien guiados. También la red de parques y espacios naturales es un gran aliado: lugares como el Parque Fitzroy o la playa de St Kilda ofrecen un entorno ideal para caminar, practicar ejercicio o simplemente desconectar. Además, la ciudad tiene una cultura fuerte de grupos de apoyo y terapias alternativas, desde sesiones de yoga hasta encuentros de autocompasión. En el libro, hago un llamado a aprovechar estas oportunidades locales, ya que el apoyo comunitario y el entorno pueden ser factores decisivos para reducir el estrés. 

ꟷ¿Cómo describirías el contraste entre el estilo de vida de Melbourne y otras ciudades que has conocido, en términos de estrés y bienestar? 

Melbourne tiene un equilibrio único que muchas grandes ciudades no poseen. Aunque es una metrópolis con todas las demandas y el ritmo acelerado de una capital cultural y económica, mantiene un enfoque genuino en la calidad de vida. La planificación urbana favorece el acceso a espacios verdes y promueve estilos de vida activos, lo que contribuye a que el estrés crónico no sea tan predominante como en ciudades donde el contacto con la naturaleza es limitado. He visitado otras ciudades donde el ruido, la contaminación y el ritmo frenético son abrumadores, y esto se refleja en mayores niveles de ansiedad y agotamiento. En Melbourne, esa combinación entre dinamismo y calma es una gran ventaja que influye en cómo sus habitantes manejan el estrés y buscan el bienestar. 

ꟷ¿Qué consejo le darías a alguien que vive en una gran ciudad y siente que el estrés es incontrolable? ¿Puedes relacionarlo con lo que has vivido en Melbourne? 

Mi consejo principal es que, aunque la ciudad puede parecer un entorno caótico e implacable, siempre es posible encontrar o crear momentos de calma y conexión. Basándome en mi experiencia en Melbourne, sugiero identificar esos pequeños “oasis” personales: puede ser un parque, un café tranquilo, o incluso un rincón en casa donde desconectar y practicar mindfulness. No se trata de huir del entorno urbano, sino de aprender a habitarlo de una manera consciente y compasiva. Establecer rutinas diarias que incluyan pausas activas, respiraciones conscientes o pequeñas caminatas puede hacer una gran diferencia. Y sobre todo, recordar que no estamos solos en esta experiencia; buscar apoyo en comunidades locales o grupos que compartan estos intereses puede transformar la sensación de aislamiento y estrés en un camino compartido hacia el bienestar. 

ꟷSophia, sabemos que tuviste una experiencia muy dura cuando eras adolescente, al estar perdida en el interior de Australia durante cuatro días. ¿Podrías compartir cómo viviste esos momentos y qué aprendiste de esa situación? 

Estar perdida en el interior de Australia fue sin duda uno de los episodios más desafiantes y transformadores de mi vida. Cuando era adolescente, me aventuré con un grupo de amigos en una excursión por una zona remota, pero en algún momento me separé y me encontré sola, sin señal ni un camino claro. Durante esos cuatro días, el miedo y la incertidumbre fueron mis compañeros constantes, pero también aprendí a escuchar mi cuerpo y mente como nunca. La experiencia me enseñó la importancia de mantener la calma ante la adversidad, y cómo la resiliencia no es solo una cualidad innata, sino una habilidad que se puede desarrollar a través de la aceptación y la atención plena. Ese tiempo en soledad profunda me permitió conectar con una fortaleza interior que desconocía y me abrió los ojos a la capacidad humana para adaptarse y sobrevivir incluso en las circunstancias más extremas. 

ꟷEn medio de esa experiencia tan extrema, ¿cómo manejaste el estrés y el miedo? ¿Hubo alguna estrategia que te ayudó a mantener la esperanza? 

Lo que realmente me ayudó a manejar el estrés y el miedo fue la práctica inconsciente de estar presente en el momento, sin dejarme arrastrar por pensamientos catastróficos sobre lo que podría pasar. Me di cuenta de que si me enfocaba en cada respiración y en las pequeñas acciones necesarias para sobrevivir —como buscar agua o resguardar del sol—, podía conservar algo de control sobre mi situación. También recurrí a visualizar una reunión con mi familia y a repetirme a mí misma que debía ser paciente y persistente. Este enfoque, que más tarde entendí como una forma rudimentaria de mindfulness, fue clave para no sucumbir a la desesperación. Fue una lección viviente sobre cómo la mente puede ser nuestro aliado o nuestro peor enemigo, y cómo elegir ser amable y compasivo con uno mismo en momentos difíciles es crucial para mantener la esperanza y la fuerza. 

ꟷ¿Cómo influyó esa experiencia en tu carrera y en la escritura de tu libro sobre estrés y bienestar? 

Esa experiencia fue un punto de inflexión que marcó toda mi trayectoria. Me hizo comprender que el estrés no siempre viene de grandes catástrofes externas, sino también de cómo nos enfrentamos a lo inesperado y desconocido. Decidí entonces dedicar mi vida a estudiar las formas en que podemos fortalecer nuestra mente y cuerpo para enfrentar no solo crisis extremas, sino también las tensiones cotidianas que nos afectan a todos. La resiliencia que desarrollé en esos días difíciles se convirtió en un pilar fundamental de mi enfoque y en el corazón de mi libro. Quise transmitir que, aunque no podamos controlar lo que sucede a nuestro alrededor, sí podemos aprender a controlar nuestra respuesta y encontrar paz interior incluso en medio del caos. 

ꟷDespués de haber enfrentado una situación tan extrema, ¿cómo encuentras equilibrio y tranquilidad en tu día a día ahora? 

Encontrar equilibrio después de una experiencia tan intensa es un proceso continuo. Personalmente, me apoyo mucho en las prácticas de mindfulness, la meditación diaria y mantener una rutina de autocuidado que incluye ejercicio, buena alimentación y descanso adecuado. También valoro profundamente la conexión con la naturaleza, que sigue siendo una fuente de renovación para mí. Aprendí que la tranquilidad no es la ausencia de estrés, sino la habilidad de mantener la calma interna mientras enfrento las demandas de la vida. Esto implica ser consciente de mis límites, saber cuándo pedir ayuda y permitirme sentir mis emociones sin juzgarlas. En mi día a día, trato de integrar estas enseñanzas para vivir con mayor presencia y gratitud, recordando siempre que cada desafío es una oportunidad para crecer. 

ꟷ¿Qué mensaje quisieras dejar a quienes atraviesan situaciones difíciles similares o se sienten abrumados por el estrés? 

Mi mensaje para quienes están pasando por momentos difíciles es que no están solos, y que dentro de cada uno hay una fuerza y resiliencia que quizá aún no han descubierto. El estrés y la adversidad pueden parecer insuperables, pero son también una invitación a mirar hacia adentro, a cuidar de nosotros mismos con compasión y a construir una relación más amable con nuestra mente y cuerpo. Es vital aprender a detenerse, respirar y aceptar lo que estamos viviendo sin juzgarnos. No se trata de evitar el dolor, sino de permitirnos sentirlo, procesarlo y transformarlo. Y, sobre todo, quiero recordar que pedir ayuda no es una señal de debilidad, sino un acto de valentía. Mi experiencia me enseñó que siempre hay luz al final del túnel, y que la paz interior es posible, incluso en las circunstancias más adversas. 

ꟷSophia, has viajado por muchos países a lo largo de tu vida. ¿Cómo han influido estos viajes en tu visión sobre el estrés y el bienestar? 

Viajar ha sido una parte fundamental en mi crecimiento personal y profesional. Cada lugar que he visitado me ha ofrecido una nueva perspectiva sobre cómo las distintas culturas enfrentan el estrés y cuidan su bienestar emocional. Por ejemplo, en Japón aprendí sobre el valor del silencio y la contemplación a través del zen, mientras que en países como Costa Rica pude apreciar la importancia de la conexión con la naturaleza y el ritmo pausado de la vida. Estos contrastes me ayudaron a comprender que no existe una única fórmula para vivir sin estrés, sino que cada cultura aporta herramientas y filosofías distintas que pueden integrarse de manera flexible en nuestra vida diaria. Además, viajar me enseñó a aceptar lo inesperado y a adaptarme con mayor facilidad, habilidades que son esenciales para manejar el estrés en cualquier contexto. 

ꟷDurante tus viajes, ¿hay alguna experiencia en particular que te haya marcado o cambiado la forma en que entiendes el bienestar? 

Una experiencia que recuerdo con especial claridad fue mi visita a la comunidad de meditación en Dharamsala, India. Allí, rodeada de monjes y practicantes dedicados, viví de cerca la profundidad con la que se aborda el bienestar mental a través de la meditación y la introspección constante. Fue una inmersión total en la práctica del mindfulness y la compasión, que me hizo ver cómo el trabajo interno va mucho más allá de simples técnicas; es una forma de vida que transforma profundamente la relación que tenemos con nuestro propio estrés. Esa experiencia consolidó en mí la convicción de que la paz interior no es un destino lejano, sino una práctica diaria y consciente, accesible para todos si se está dispuesto a explorarla con paciencia y apertura. 

ꟷ¿Cómo integras las enseñanzas de tus viajes en las recomendaciones prácticas que ofreces en tu libro? 

Intento que mi libro refleje esa diversidad de enfoques y herramientas que he encontrado en diferentes partes del mundo. Por ejemplo, incluyo técnicas de respiración del pranayama indio, ejercicios de conexión con la naturaleza inspirados en tradiciones indígenas, y prácticas de autocompasión influenciadas por la psicología occidental moderna. La idea es que cada lector pueda elegir y adaptar las estrategias que resuenen con su personalidad y circunstancias, sin sentirse obligado a seguir un único camino. Viajar me enseñó que la flexibilidad y la apertura son claves para crear un estilo de vida sostenible y saludable. Por eso, animo a los lectores a experimentar y descubrir qué funciona mejor para ellos, siempre manteniendo la esencia de la atención plena y el autocuidado. 

ꟷ¿Qué desafíos encontraste al adaptarte a diferentes culturas y estilos de vida durante tus viajes, y cómo esos desafíos te ayudaron a manejar mejor el estrés? 

Uno de los mayores desafíos fue aprender a soltar el control y aceptar la incertidumbre inherente a viajar por lugares desconocidos, donde las costumbres y normas sociales pueden ser muy diferentes a lo que uno está acostumbrado. En muchas ocasiones, me enfrenté a situaciones impredecibles o frustrantes, desde barreras idiomáticas hasta diferencias culturales profundas. Sin embargo, esos momentos fueron valiosos ejercicios de resiliencia y flexibilidad mental. Me enseñaron que el estrés muchas veces surge de resistir lo que es, en lugar de adaptarse con serenidad. Al aceptar estas diferencias y verlas como oportunidades de aprendizaje, pude cultivar una mayor paciencia y una mente más abierta, habilidades que aplico ahora cada vez que enfrento tensiones o desafíos en mi vida diaria. 

ꟷSophia, ¿qué consejo darías a quienes quieren viajar para mejorar su bienestar emocional y aprender a vivir sin estrés? 

Mi consejo es que viajen con la intención de descubrir, no solo lugares, sino también a sí mismos. Viajar puede ser una poderosa herramienta para desconectar de las rutinas estresantes y abrir la mente a nuevas formas de entender la vida y el bienestar. Recomiendo planificar viajes que permitan equilibrio entre la exploración y el descanso, y que incluyan momentos para la reflexión y la conexión interior, como practicar meditación o simplemente contemplar el entorno. También es importante ser flexibles y compasivos con uno mismo durante el viaje, aceptando que no todo saldrá perfecto y que eso también forma parte del aprendizaje. En esencia, viajar es una invitación a expandir la mente y el corazón, y a integrar esa expansión en la vida diaria para vivir con mayor paz y plenitud. 

ꟷA lo largo de tu vida y carrera, seguramente has enfrentado situaciones comprometidas o de alta presión. ¿Podrías compartir alguna experiencia particularmente difícil y cómo la manejaste? 

Una de las situaciones más comprometidas que he enfrentado fue durante una conferencia internacional sobre bienestar mental en la que debía presentar mi trabajo frente a un público muy exigente y diverso. A mitad de mi exposición, experimenté un bloqueo total; las palabras simplemente no salían y sentí cómo el estrés se apoderaba de mi cuerpo. En ese momento, recordé una técnica de respiración que suelo recomendar y, con dificultad, logré centrarme en mi respiración, calmando el sistema nervioso y recuperando la compostura. Esa experiencia me enseñó que el estrés, aunque inevitable, puede gestionarse si aprendemos a reconocerlo y aplicar herramientas efectivas en tiempo real. También comprendí que la vulnerabilidad no es un defecto, sino una oportunidad para conectar auténticamente con los demás y crecer. 

ꟷ¿Cómo has aprendido a mantener la calma cuando estás en situaciones de alta presión, ya sea en el trabajo o en tu vida personal? 

Mantener la calma en momentos de alta presión es una habilidad que se construye con práctica y autoconocimiento. Para mí, la clave ha sido desarrollar una rutina diaria que incluya mindfulness, meditación y ejercicio físico, lo que fortalece mi capacidad para manejar el estrés cuando surge inesperadamente. Además, he aprendido a anticipar posibles fuentes de tensión y a prepararme mentalmente para ellas, creando un espacio interior donde puedo observar mis emociones sin dejarme arrastrar. También he integrado la práctica de la autocompasión, recordándome que está bien no ser perfecta y que el estrés es una respuesta humana natural. Esta combinación de técnicas me permite enfrentar situaciones difíciles con mayor serenidad y claridad. 

ꟷEn momentos en que el estrés parece abrumador, ¿tienes alguna estrategia o mantra personal que te ayude a reenfocar y seguir adelante? 

Sí, definitivamente. Uno de mis mantras favoritos es: «Esto también pasará». Es una frase simple pero poderosa que me recuerda la naturaleza transitoria de todas las experiencias, especialmente las difíciles. Cuando el estrés me abruma, me concentro en esa idea para tomar distancia de la urgencia y la intensidad del momento. Además, practico la respiración consciente —inhalar lenta y profundamente, exhalar despacio— para activar mi sistema nervioso parasimpático y calmar la mente. Otro recurso es escribir en un diario, donde puedo volcar mis pensamientos y emociones, lo que me ayuda a clarificar mi perspectiva y a reducir la carga emocional. Estas prácticas me permiten reenfocar y avanzar con mayor resiliencia. 

ꟷ¿Alguna vez has sentido que el estrés afectaba tu salud física o mental de manera significativa? ¿Cómo manejaste esa situación? 

Sí, como muchas personas, he experimentado episodios en los que el estrés prolongado impactó negativamente mi salud, manifestándose en insomnio, dolores musculares y ansiedad constante. Reconocer esos síntomas fue crucial para tomar acción a tiempo. Decidí entonces priorizar mi bienestar, buscando apoyo profesional, ajustando mis hábitos de sueño, alimentación y ejercicio, y profundizando en prácticas de mindfulness. También aprendí a decir “no” cuando era necesario y a establecer límites claros para proteger mi energía. Esa experiencia reforzó mi convicción de que el autocuidado no es un lujo, sino una necesidad vital para mantener el equilibrio y prevenir el desgaste. Fue un llamado de atención que me motivó a integrar aún más las enseñanzas que hoy comparto en mi libro. 

ꟷ¿Qué consejo darías a quienes están atravesando situaciones comprometidas y sienten que el estrés los sobrepasa? 

Mi consejo es que, ante todo, se permitan sentir y reconocer su estrés sin juzgarse. La aceptación es el primer paso para poder manejar cualquier situación difícil. Luego, es fundamental buscar apoyo, ya sea de amigos, familiares o profesionales, porque no estamos diseñados para enfrentar el estrés solos. Recomiendo también establecer pequeñas rutinas diarias que fomenten el autocuidado: respirar conscientemente, moverse un poco, dedicar unos minutos a la meditación o a escribir lo que sienten. Y sobre todo, cultivar la paciencia y la autocompasión, recordando que es normal tener momentos de vulnerabilidad y que cada desafío es una oportunidad para aprender y fortalecer la resiliencia. Nadie espera que seas perfecto, solo que sigas intentándolo con amabilidad hacia ti mismo. 

ꟷAntes de convertirte en autora y experta en bienestar, trabajaste como administradora pública. ¿Cómo influyó esa etapa en tu comprensión del estrés y la gestión emocional? 

Mi experiencia como administradora pública fue fundamental para comprender de primera mano cómo el estrés afecta a las personas en entornos laborales altamente demandantes. En ese ámbito, donde las responsabilidades son enormes y las decisiones impactan a muchas personas, aprendí que el estrés no es solo un problema individual, sino también sistémico. Observé cómo la presión constante, las expectativas externas y la burocracia pueden minar la salud mental de quienes trabajan en el sector público. Esta etapa me enseñó la importancia de crear espacios saludables en el trabajo, fomentar la comunicación efectiva y promover prácticas de autocuidado. Fue también un período en el que empecé a investigar y aplicar técnicas de manejo del estrés para mí misma y mis colegas, lo que sembró la semilla para mi carrera futura. 

ꟷ¿Qué desafíos particulares enfrentaste como administradora pública en relación con el manejo del estrés? 

Uno de los mayores desafíos fue manejar la incertidumbre y la presión de tomar decisiones que afectaban a comunidades enteras. En el sector público, muchas veces nos enfrentamos a situaciones donde los recursos son limitados y las demandas son muchas, lo que genera una tensión constante. Además, la burocracia puede ralentizar los procesos y generar frustración, tanto para los trabajadores como para quienes reciben los servicios. Manejar estos factores fue un reto diario, y aprendí que la clave está en mantener la calma, priorizar y establecer límites claros para no desgastarme emocionalmente. También descubrí que es vital contar con redes de apoyo y espacios para compartir las cargas emocionales, ya que el estrés acumulado puede afectar gravemente el desempeño y la salud. 

ꟷ¿Qué herramientas o estrategias empleaste durante ese tiempo para lidiar con el estrés y mantener tu bienestar? 

Durante ese tiempo comencé a aplicar técnicas sencillas pero efectivas, como pausas activas durante la jornada laboral para practicar la respiración consciente y estiramientos. También fomenté la implementación de espacios de diálogo entre los equipos para expresar preocupaciones y buscar soluciones colectivas, lo cual ayudaba a aliviar tensiones. Personalmente, recurría a la meditación diaria y a la escritura reflexiva, que me permitían ordenar mis pensamientos y reconectar con mis emociones. Además, aprendí la importancia de desconectar completamente del trabajo durante los momentos fuera del horario laboral, estableciendo límites claros que hoy sé que son esenciales para evitar el agotamiento. Estas prácticas me ayudaron a mantenerme equilibrada en un entorno que, por su naturaleza, podía ser muy demandante. 

ꟷ¿Cómo esa experiencia en el sector público ha influido en la forma en que te comunicas y compartes tus conocimientos en tu libro y conferencias? 

Esa experiencia me dio una visión práctica y realista de los desafíos que enfrentan muchas personas en sus entornos laborales y sociales. Entiendo que el estrés no es solo un problema personal, sino un fenómeno que está ligado a las estructuras en las que vivimos y trabajamos. Por eso, en mi comunicación trato de ser empática, ofreciendo estrategias que no solo sirven a nivel individual, sino que también pueden aplicarse en equipos y organizaciones. Además, valoro mucho la claridad y la practicidad, pues sé que las personas con agendas apretadas necesitan herramientas accesibles y efectivas. Mi paso por la administración pública también reforzó mi compromiso con el bienestar colectivo, y eso se refleja en cómo abordo la importancia de crear ambientes saludables y de apoyo en todos los ámbitos. 

ꟷ¿Qué lecciones aprendiste de tu tiempo como administradora pública que consideras esenciales para quienes buscan vivir sin estrés hoy en día? 

Una de las lecciones más valiosas fue comprender que no podemos controlar todas las circunstancias externas, pero sí podemos controlar cómo respondemos a ellas. En el sector público, la adaptabilidad y la resiliencia son habilidades imprescindibles para sobrevivir y prosperar. También aprendí que el autocuidado no es egoísmo, sino una responsabilidad, especialmente cuando se tienen roles que impactan a otros. Priorizar el bienestar propio nos permite estar en mejores condiciones para apoyar y liderar a otros. Además, entendí que pedir ayuda y crear redes de apoyo no es signo de debilidad, sino de sabiduría y fortaleza. Estas enseñanzas forman la base de mi mensaje hoy: vivir sin estrés es posible cuando aprendemos a gestionar nuestras respuestas internas y cultivamos un entorno que favorezca la salud emocional. 

ꟷSophia, ¿cómo ha influido tu vida familiar en tu enfoque sobre el estrés y el bienestar emocional? 

Mi vida familiar ha sido una de las mayores fuentes de aprendizaje y crecimiento en cuanto al manejo del estrés y la búsqueda del bienestar emocional. Desde muy joven, crecí en un entorno donde las emociones se vivían con intensidad, pero no siempre se expresaban de manera abierta ni saludable. Esto me llevó a desarrollar una gran sensibilidad hacia cómo las dinámicas familiares pueden influir en nuestro estado emocional. Con mi propia familia, he procurado crear un ambiente de comunicación sincera y apoyo mutuo, donde cada miembro se sienta escuchado y valorado. Esta experiencia me ha mostrado que el bienestar no es un asunto individual, sino un esfuerzo colectivo donde la calidad de nuestras relaciones juega un papel crucial en la reducción del estrés y la promoción de la paz interior. 

ꟷ¿Has enfrentado momentos de estrés importantes dentro de tu familia, y cómo los has manejado? 

Como en cualquier familia, hemos tenido momentos de tensión y desafíos que pusieron a prueba nuestra capacidad para manejar el estrés juntos. Una experiencia particularmente significativa fue cuando un familiar cercano atravesó una crisis de salud que nos impactó profundamente. En ese momento, aprendí la importancia de mantener la calma, ser resiliente y, sobre todo, apoyarnos mutuamente. Implementamos rutinas de autocuidado tanto individuales como colectivas, como tiempos para la meditación, paseos al aire libre y conversaciones honestas sobre nuestras emociones. Esta etapa reforzó mi convicción de que, aunque no podemos controlar todas las circunstancias, sí podemos elegir cómo responder y sostenernos en comunidad, lo que es fundamental para preservar la salud emocional en tiempos difíciles. 

ꟷ¿Qué papel juega la comunicación en la gestión del estrés dentro de tu familia? 

La comunicación ha sido la columna vertebral de nuestra capacidad para manejar el estrés familiar. He aprendido que expresar lo que sentimos con honestidad y escuchar activamente a los demás es esencial para evitar malentendidos y acumulación de tensiones. En nuestra familia, promovemos espacios seguros donde cada persona puede compartir sus preocupaciones sin miedo a ser juzgada. Además, practicamos la empatía, intentando entender las perspectivas de cada uno antes de reaccionar. Esto no solo reduce el estrés, sino que fortalece los lazos y crea un ambiente de confianza y apoyo. La comunicación consciente se ha convertido en una herramienta poderosa que aplico también en mi trabajo y que recomiendo ampliamente para mantener relaciones saludables. 

ꟷ¿Cómo integras las prácticas de bienestar y manejo del estrés en tu vida familiar diaria? 

Integrar prácticas de bienestar en la vida familiar ha sido un proceso gradual, pero hoy en día es algo que hacemos de manera natural y conjunta. Por ejemplo, dedicamos tiempo para actividades que fomentan la conexión y la calma, como cenas sin dispositivos, paseos en la naturaleza y momentos de meditación guiada en grupo. También hemos incorporado ejercicios de respiración y técnicas de relajación para momentos de tensión. Creo que enseñar con el ejemplo es fundamental, por eso procuro mantener mis propias prácticas de autocuidado y ser un modelo de manejo saludable del estrés para mis hijos y pareja. Estas rutinas no solo mejoran nuestra calidad de vida individual, sino que crean un ambiente familiar equilibrado y armonioso. 

ꟷFinalmente, ¿qué consejo darías a quienes luchan por encontrar un equilibrio entre el estrés personal y las responsabilidades familiares? 

Mi consejo es que reconozcan la importancia de cuidarse a sí mismos como un acto de amor hacia la familia. A menudo, las personas se sienten culpables por dedicar tiempo a su bienestar, pero lo cierto es que estar en equilibrio nos permite ser mejores compañeros, padres o hijos. Es vital establecer límites claros, aprender a decir no cuando es necesario y pedir ayuda sin temor. También recomiendo crear momentos conscientes en familia, donde se fomente la comunicación abierta y el apoyo mutuo. Recordar que nadie es perfecto y que el estrés forma parte de la vida; la clave está en desarrollar herramientas para gestionarlo juntos, con paciencia, comprensión y mucha compasión. El equilibrio es un camino que se construye día a día, y la familia puede ser un gran sostén en ese recorrido. 

ꟷPara quienes están comenzando a buscar una vida con menos estrés, ¿qué consejo fundamental les darías para dar ese primer paso? 

El primer paso para vivir con menos estrés es reconocer que el estrés no es algo que simplemente desaparece, sino que es una señal de que necesitamos hacer ajustes en nuestra vida. Mi consejo fundamental es comenzar por observarse a uno mismo con honestidad y sin juicio. Identificar cuáles son las fuentes principales de estrés y cómo reaccionamos ante ellas es crucial. Muchas personas se lanzan a buscar soluciones rápidas o a evitar sus emociones, pero el verdadero cambio nace de la conciencia plena. Por eso recomiendo empezar con prácticas simples de atención plena o mindfulness, que nos ayudan a estar presentes y a no dejarnos arrastrar por pensamientos negativos o preocupaciones futuras. Ese pequeño acto de detenernos y respirar puede ser el inicio de una transformación profunda. 

ꟷ¿Qué hábitos diarios consideras esenciales para mantener el bienestar emocional y reducir el estrés? 

Los hábitos diarios que fomentan el bienestar emocional son aquellos que integran el cuidado del cuerpo y la mente de manera equilibrada. Por ejemplo, dedicar unos minutos a la respiración consciente o a la meditación al comenzar y terminar el día puede hacer una gran diferencia. También es vital moverse, aunque sea con ejercicios suaves o caminatas, para liberar tensiones acumuladas. Otro hábito que recomiendo fervientemente es la práctica de la gratitud, escribir o reflexionar sobre cosas positivas cada día cambia la perspectiva y reduce el enfoque en el estrés. Por último, establecer límites claros y respetar los propios tiempos para descansar y desconectar es fundamental para no caer en el agotamiento. La constancia en estos pequeños hábitos es lo que construye una vida emocionalmente saludable. 

ꟷMuchas personas luchan con la culpa al priorizar su bienestar. ¿Cómo pueden superar ese sentimiento? 

La culpa es una emoción muy común y, a menudo, injustificada cuando se trata de priorizar el autocuidado. Para superar ese sentimiento, primero hay que entender que cuidarse no es un acto egoísta, sino necesario para poder estar presentes y disponibles para los demás. Les sugiero que reformulen su diálogo interno, pasando de “debo cuidar a otros antes que a mí” a “cuidarme me permite cuidar mejor”. Además, es importante practicar la autocompasión y recordar que nadie es perfecto; todos necesitamos recargar energías. Otra herramienta valiosa es establecer límites saludables y comunicarlos claramente, para que el entorno entienda que su bienestar también es una prioridad. Liberarse de la culpa es un proceso que requiere paciencia, pero es esencial para vivir sin estrés. 

ꟷ¿Cómo pueden los lectores aplicar de forma práctica y sostenible las estrategias que propones en tu libro? 

La clave para aplicar cualquier estrategia de forma sostenible es adaptarla a la realidad y ritmo de cada persona. No se trata de hacer todo de golpe o aspirar a la perfección, sino de incorporar poco a poco aquellas prácticas que resuenen con nuestros valores y necesidades. Recomiendo comenzar con una o dos técnicas, por ejemplo, un ejercicio de respiración o una pausa consciente diaria, y convertirlas en hábitos antes de añadir más. También es útil llevar un diario donde se anoten los avances y dificultades, para ajustar el camino según se necesite. Además, invito a los lectores a ser amables consigo mismos en este proceso, reconociendo cada pequeño logro y entendiendo que la vida es un flujo constante. La sostenibilidad radica en la flexibilidad y la autoaceptación. 

ꟷPor último, ¿qué mensaje de esperanza te gustaría dejar a quienes están luchando con el estrés y buscan paz interior? 

Mi mensaje de esperanza es que la paz interior es un derecho y un estado alcanzable para todos, no importa cuán caótica o demandante sea la vida. Vivir sin estrés no significa eliminar los desafíos, sino aprender a navegar por ellos con serenidad y confianza en uno mismo. Cada pequeño paso que damos hacia el autocuidado y la consciencia es una victoria que fortalece nuestra resiliencia. Quiero que sepan que no están solos en este camino; hay herramientas, comunidades y conocimientos a su alcance para apoyarlos. La transformación es posible, y está en sus manos crear un estilo de vida que honre su bienestar, su felicidad y su propósito. La paz interior comienza cuando decidimos escucharnos y actuar desde el amor hacia nosotros mismos. 

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